La coronación canónica de Ntra. Sra. de las Viñas tuvo lugar el 9 de Septiembre de 1.917. Hay que destacar que esa fecha es anterior a la de la mayoría de las coronaciones de las advocaciones marianas más conocidas.
Fue el resultado de una propuesta que realizaron Dª. Josefina Arias de Miranda (Camarera de la Virgen) y D. Alfonso Rozas (Párroco de Santa María) al Ilustre Ayuntamiento de la Villa y a las autoridades eclesiásticas.
Se abrió una suscripción popular para conseguir recaudar los fondos necesarios y se encarga la construcción de las coronas a la firma madrileña "Sobrino de Nicolás Asenjo". Los arandinos se volcaron entregando oro, joyas, etc.
Tras un solemne novenario llegó el día de la ceremonia. Ésta comenzó a las 9:30 horas presidida por el Ilustrísimo Sr. Dr. D. Remigio Gandásegui, Obispo de Segovia, al estar vacante la diócesis de Osma a la que entonces pertenecía Aranda, y ejerció de orador el Ilustrísimo Sr. Dr. D. Luis Calpena, Magistral de la Real Capilla.
Tras la Misa, se llevó en procesión la Imagen a la Explanada con gran acompañamiento. Frente al templo se detuvo la regia carroza junto a un artístico altar con forma de templete. Mientras se interpretaba un himno, el Obispo de Segovia, tras bendecir las coronas portadas por el niño José Félix Berdugo, subió a un palco-tribuna levantado al efecto y coronó a la Virgen y al Niño.
Entre una gran emoción y aplausos se interpretó la Marcha Real, repicaban las campanas y resonaban cohetes y bombas celebrando el acontecimiento.
Finalizó el acto con el canto del Te Deum.
Virgen de Las Viñas, nuestra Patrona: |
Hija de Dios Padre, Madre de su Hijo, |
y Templo Vivo del Espíritu Santo, |
gracias por el don de este centenario. |
Como cristianos de un siglo nuevo |
te rezamos con palabras heredadas: |
“Tú que tienes gran poder, defiende la fe |
de Aranda y no la dejes perder”. |
Virgen Madre, cuida de nuestras familias; |
a los mayores, da esperanza al caminar. |
Protege a nuestros niños y jóvenes. |
Que los difuntos gocen de eterna Paz. |
A tus hijos, presentes y peregrinos, |
llénanos de alegría y fraternidad. |
Sé refugio, consuelo y abrazo, |
en la muerte y en la enfermedad. |
Que seamos discípulos-misioneros, |
y, de la Vida, decididos defensores. |
Que escuchemos las Palabras de tu Hijo |
y llevemos Buena Nueva a los más pobres. |
Madre amorosa y rica en misericordia: |
si algún día nos ves caer o vacilar, |
tiéndenos tu mano y tu manto; |
no te canses nunca de esperar. Amén. |
Cecilio Raúl Berzosa Martínez |
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